lunes, 22 de agosto de 2011

Un jardinero muy fino,
de lengua que no de manos,
podaba los tallos vanos
bebiéndose un vaso vino.
Cuando del alcohol pasado
el tabernero le dijo:
reposa tranquilo hijo
de un trabajo tan pesado.


Entiendo que el Ayuntamiento, debido a la crisis perruna que a todos nos afecta, no tenga dinero para la contratación de un jardinero, es por esto que dirijo mis lamentos hacia mi querido Arturo por haber permitido que se sequen las plantas de los maceteros, justo a la entrada del pueblo, en estos días de visitas masivas.
Estoy seguro se me pasará el enfado dejando un café pagado en lo de Mariano, iré a tomarlo a una hora indefinida.

¿No os da pena amigo Arturo
tanto a tí como al barbero
decorando vuestro muro
un horrible macetero?

Si no existe jardinero
abre el grifo de la fragua
y dale vida a ese romero
con un buen cubo de agua.

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