miércoles, 10 de diciembre de 2008

EL TESORO DE LA NIÑA DE SERON

Cuentan, que un tal Diego de Tovilla
fue en Nicaragua Tesorero Real
murió pobre, perdiendo su capital
al tomar, de perdedores la orilla

Un nieto suyo luchó con don Juan
en la Villa de Serón contra los moriscos
esquivando andanadas de pedriscos
lanzó sus tropas como un huracán

Según Luis Coloma en Jeromín
nadie pudo imaginar la carnicería,
la sangre, por sus calles corría
miles de infelices tuvieron su fin

Tras ser el enemigo aniquilado
saquearon todas las casas y cuevas
se llevaron las mujeres de mancebas
todo objeto de valor fue requisado.

Una niña que lloraba con tristeza
llamó la atención del de la Tovilla
cogió bajo su protección la chiquilla
a la que siempre trató con delicadeza,

Separada para siempre de los suyos
hubiera preferido cien veces la muerte
pero en la pena, no fue tan mala su suerte
nunca le faltó su plato de gurullos.

Fueron pasando los meses y los años
tratada como una hija más de la casa,
iguales mimos en medida y tasa
el cariño fue de heridas sus restaños.

Vivian en la ciudad de Valencia
aprendió la vida con su familia adoptiva
entre ellos, nunca se sintió cautiva
al poco dejó atrás la edad de la inocencia

Un día, tras mucho cavilar les dijo
mis padres, muertos aquel triste día
escondieron con gran esfuerzo y ahorría
el fruto de sus vidas en un escondrijo.

Llegará la hora de mi matrimonio
y hay capital de sobra para mis gastos
en la cueva de Serón, emparedados abastos
si no se rescatan, los disfrutará el demonio.

Siendo la legislación estricta al respecto
mandó al Rey Felipe Segundo una carta
exponiendo el reparto del botín o la tarta
en tono humilde, pero muy directo

La suma ascendería a diez mil ducados
testigo del rescate, el Acaide de la Villa
un tercio para la Corona en su taleguilla
dejando legislación y caminos alisados.

El contable Real contestó a la misiva
dando la correspondiente autorización
para romper el tabique de la cueva de Serón
y entregar al Alcaide la suma Administrativa.

La niña recuperó el fabuloso tesoro
así consta en el Archivo de Simancas
en viejos legajos con algunas manchas
ni más ni menos que veinte quilos de oro.

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