(En la foto, un lance de mi faena)
Ayer Sábado de Gloria, a las 6 de la tarde, con una hora de retraso sobre el horario previsto a causa de la lluvia, dió comienzo la gran corrida de toros en la Plaza Monumental de Garrancho, con unos magníficos toros de la ganadería de Olivencia, con dos espadas de Serón, Enrique Pérez Parra "el Niño de la Salud", yo mismo "el Seronero", completaba la terna otro medio seronero y primer espada, el gran Javier Pérez "Espejito de Andalucía".
Desde hace más de quince días, colgaba en las taquillas el cartel de "No hay billetes". Lleno absoluto bajo la presidencia de Doña Socorro Salas Marín y con presencia de personajes internacionales europeos y americanos.
Comenzó el primero de la tade, con la actuación de Espejito; un toreo a larga distancia, en el que se lució con el capote, lo que le valió la vuelta al ruedo y salida a hombros por la puerta grande.
"El Niño de la Salud" cedió su primer astado a los alumnos de la Escuela de Tauromaquia de la capital. En su segundo toro, estuvo valiente con el capote, toreando siempre muy cerca de las tablas por lo que pudiera pasar.
Pero sin lugar a dudas, la actuación de la tarde fue la del Seronero. De negro y alba, cambió la corbata por pajarita de camarero.
Su faena de muleta fué memorable, dicen las crónicas que desde tiempos del Gallo, no se había visto en los ruedos tanto arte. Se arrimó, con un toreo reposado, armonioso, casi a cámara lenta, rematando los soberbios muletazos con pases de pecho que harán historia en el mundo del toro. El público le reconoció la labor con un largo aplauso y no recibió trofeos por haber escuchado tres avisos.
Los empresarios taurinos extranjeros presentes en el festejo, concertaron con el apoderado del Seronero una serie de corridas en la Plaza de toros de Olegario, provincia de Mangasverdes, en estado mejicano de Cuernavaca.
Los toros de Olivencia espectaculares y fueron premiados por el respetable con el indulto.
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