sábado, 2 de abril de 2011


Mi querido Mangasverdes
(desde el bautismo, Olegario)
por los caminos te pierdes
como un fraile sin rosario.

En la mansión donde moras
desde la cuadra al desván
resuenan a todas horas
los cantos de un sacristán.

Un crucifijo en la mesa,
una estampa, escapulario
pintada, Santa Teresa
en el cajón un breviario.

De la sala al dormitorio
pasillos, salón de estar
por silla, un reclinatorio
de libro, gordo el misal.

Platónico progresista
teórico de lo ateo…
tan solo un oportunista
¡si no lo veo, no lo creo!.

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