
Aunque en las Elecciones Generales de 1936 mi madre no tenía edad para votar, me contaba que su familia votó a la CEDA de Gil Robles, todos, excepto su hermano José que había ingresado en la Falange de José Antonio de la mano de su amigo Antonio Martínez Miralles el de Marpla. Su afiliación en este partido trajo muchos disgustos en la familia por lo que sabían cierto que sucedería después. Así fue, todo empezó el 21 de Julio de 1936 con el tiroteo en el Cantillo, con unas armas que habían escondido en la cuadra de mi casa hasta la noche anterior, domingo día 20.
La noticia del triunfo de Felipe González en el 82 fue muy mala para mi madre. Aquel día, ante la TV, me contó el asalto de la casa del Tío José Antonio por miembros del PSOE, donde instalaron la Casa del Pueblo. Tiraron desde los balcones de arriba unas pancartas con las iniciales del Partido y la nueva utilidad del edificio.
Cuando se instauró la Democracia, mi madre votaba a Suárez y yo con ella. Después, cuando el Partido se desintegra empezamos a votar a Alianza Popular, después Partido Popular, al que yo sigo votando pero sin su compañía. Recuerdo que íbamos juntos a cada mitin o reunión que preparaba Bailina. Ella no quería perdérselo y yo me aficioné.
Esta campaña electoral, a pesar de lo que nos jugamos, para mi ha pasado casi desapercibida, excepto las cuatro conversaciones lógicas con los amigos y mi asistencia al mitin del PP en Tíjola… poco más. Allí ví y escuché al alcalde de Almería don Rogelio Rodríguez del Tenedor Palillos y Bombo, con ese vozarrón que le sale del pecho y que me hace recordar la del Jibao, hijo del Jefe el Gitano, cuando era chico.
El Lunes, gane quien gane, me acercaré a pedir una subvención al Ayuntamiento de Serón, para irme de vacaciones a una casa de Turismo Rural subvencionada y a ver, si después de una semana, vuelvo con cuatrocientos o quinientos euros limpios en el bolsillo.
Ala, ya os contaré.
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