Quiero lanzarle al cielo una plegaria
cuando mi vida se apague en hora incierta
que esté mi Arturo para abrirme la puerta
del lujoso Mercedes, de su funeraria
Ni una lágrima brote por el alma mía
y mi cuerpo velado en tu bella estancia
tan solo quiero que hagas la distancia
del pueblo al cementerio con alegría.
Cuida el momento con mimo y cariño
para llegar ante el Altísimo amparado
de nogal la caja, cual la cuna de un niño
No haya por mí una mueca de pena
que el cura me diga un responso abreviado
y en todo te ayude, Paco el Cartagena.
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