martes, 10 de febrero de 2009

LA MUERTE



La aspiración del hombre siempre fue la muerte;
desde que el ojo acaricia la mirada de la vida
entiende que esta lección de temática aburrida
nunca estuvo en mano de la buena o mala suerte.

Yendo y viniendo, los azares pasan factura,
deseos, ambiciones y ficciones para que luego,
la enfermedad de la carne transmita el desasosiego
y el camino a la fosa.., la medicina que todo cura.

Donde luce el crisantemo, la flor de lo inevitable,
no hay nada más tranquilo al llegar la media noche,
si el dulce sueño le pone en el alma un broche
en la palidez del límite que inicia lo confortable.

Nadie defendió el momento con espada y armadura
claudicando al silencio en que los vientos lloraban
como las hojas, que alegres y frondosas se secaban,
las bocas en el gesto yacen, con su tenue abertura

Pues cuando uno se va, le mata la voz un rayo
de preguntas imposibles y respuestas con sentido:
que la vida se renueva siempre en su perenne nido
y a una gallina viuda, vendrá a cantarle otro gallo.

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