lunes, 1 de febrero de 2010


Quiero que me esperes
donde las moreras
si no desesperas
espérame, quieres?

En aquel rinconcillo
oculto en la sombra
que ni es ni se nombra
del pobre arbolillo.

Quien pudiera echar
un pétalo al viento
respirar el aliento
dulce del azahar

Ay maldito destino
mi jardín umbrioso
eras tan precioso
regalo divino

El calor del día
me lo hiciste breve
el invierno leve
con su noche fría

Qué mala suerte
del triunfo al fracaso
te ha salido al paso
la faz de la muerte

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