Foto de Gillman, Estación de Serón, 1907
A tí Serón yo te ensalzo,
aunque estoy lejos de tí;
para mí tienes encantos
primorosos mas de mil.
Al llegar a tu Estación
se ven cosas admirables
y se ensalza el corazón
al contemplar tus dos cables.
Sus altas columnas llaman
al Cielo sus oraciones;
parece piden a Dios
derrame sus bendiciones
sobre el pueblo de Serón.
Después, el puente elegante,
que atraviesa el Almanzora
ofrece vista arrogante
a tu lindísima flora.
Y tu hermosa carretera
con marcado desnivel
termina en la Plaza Nueva
que es un hermoso vergel.
Tiene una fuente enmedio
con peces de mil colores
y es un abrigado puerto
para quien posea amores.
A su derecha se eleva
un palco poligonal
donde muchas noches vela
la Banda Municipal.
Al otro lado, en silencio,
está la Cruz del Caído;
no es precioso monumento
pero no invita al olvido.
Caminas al interior,
y si enciendes un cerillo
sentirás gran emoción
al contemplar el Cantillo.
En él se halla un gran café,
al que llaman Bar Perdiz
y has de penetrar en él
para sentirte feliz.
A su derecha, una calle,
con un corralón al fondo;
pero que torciendo sale
al llamado Barrio Hondo.
Es magnífico este barrio
por los vecinos que tiene;
no hay en él millonarios,
pero está la Mai Domene.
¡En él todo se adivina!
¡en él todo mal se cura!
ejemplos: la culebrina,
mal de ojo y amargura.
Y si sigues descendiendo,
llegarás a la Ramblilla;
¡colonia te recomiendo,
que abunda la mantequilla!
Volvemos sobre los pasos
como mejor testimonio
y darás pronto un abrazo
a la Plaza de José Antonio.
En ella hay carnicería,
comestibles, la botica,
también la panadería
todos son gente muy rica.
Tambien hay un puesto humilde
que por su constancia adorna;
la dueña ¡de buena tilde!
es la Mercedes Cazorla.
Y los viernes con bullicio
y sin ningún altercado,
van muchas chicas por vicio
a visitar el mercado.
En él se encuentra de todo;
desde el tomate a la aguja,
y si el cuchillo está roto,
lo arregla Ramón Granuja.
Por una de sus salidas
se va a la Calle Real;
es la calle más lucida,
¡recibe el sol a raudal!
Tiene dos tiendas que invitan
a visitar con ahinco;
Una, de Pedro Levita,
otra del gran Juan Francisco.
También tiene otro comercio:
y es que Antonio el Zapatero
tiene un oficial que mide:
don Luis el Caracolero.
Un poquito más arriba
está la Cuesta Vadillo;
aunque su pendiente es viva,
juegan en ella los niños.
Y si sigues hacia arriba
está el Barrio de Bacares;
pa' que el viajero descanse
está la Esquina Corrales.
Enfrente hay una plaza
con jardines por enmedio
y una casa que resalta:
la Ermita de los Remedios.
Luego tenemos la Umbría;
la Iglesia y el Molinillo;
y en lo alto, cual vigía
se eleva hermoso castillo.
De él penden dos campanas
que con excelsa armonía
y paciencia sobrehumana
cantan las horas del día.
Y a Serón, por sus encantos
primorosos más de mil
aunque estoy lejos le ensalzo
y le ensalzaré hasta morir.
La poesía la escribió D. José Torreblanca Corral y la presentó a un concurso en el ejército cuando hacía la mili. En los años 70 del pasado siglo estaba en el Ministerio del Ejército, de Madrid.
aportado por Verónica Ávila Navarro.
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