Esimadísimos lectores, amigos, enemigos e indiferentes (somos pocos pero desigualmente avenidos):
Estamos casi a final de año y hay que ir recapitulando.
Yo, particularmente no me puedo quejar, las cosas han ido más o menos bien, vistas desde mi óptica generosa: Estoy enfermo, pero en franca mejoría, no tengo un duro pero lo tendré y si no lo tengo, pues que siga como estoy; un plato de garbanzos no me falta y vistos los destrozos ocasionados en España por la huestes mafiosocialistas, un puñado de garbanzos, habichuelas o lentejas es un lujo, incluso la sopa de letras.
Pero considerándome un afortunado, no puedo dejar de recordar a tantos miles de compatriotas que no pueden decir lo mismo, a quienes la crisis les ha desplazado casi a las fronteras de villamiseria. Para todos ellos mi solidaridad y mis mejores deseos de suerte y prosperidad.
El pasado 20 de Noviembre dimos un paso en el buen camino, había que eliminar el zapatopajinismo y lo hicimos, pero no hay que echar las campanas al vuelo, vivimos en una tierra que se llama Andalucía que, hoy por hoy, sigue en manos de una mafia caciquil llamada PSOE-A, que ha mantenido nuestra comunidad el mismo subdesarrollo que la encontró, con la única diferencia de que los dirigentes, se han inflado de dinero.
No hace falta que os ponga ejemplos porque a la vista los tenéis en el pueblo de Serón.
Tengo que decir que no comparto el optimismo de algunos amigos sobre las próximas elecciones andaluzas; estos fulanos tienen mucho que perder y van a plantear una dura batalla, sobre todo bajotierra que es la que mejor se les da.
Pero dejemos eso para después de Reyes porque ahora llega la Navidad y toca una tregua, delimitada por el tiempo de los turrones y la mistela.
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