martes, 20 de marzo de 2012

EL OSCURO CASO DE LA IMPRENTA RESTAURADA

Quridos amigos de mi pueblo Serón:

 Porque aunque a algunos les joda soy seronero, siempre lo he sido y seguiré llevando a mi pueblo en el corazón hasta el día que doble las orejas. Serón es una cosa y los mangantes que lo gobiernan es otra diferente, por tanto, no confundamos los términos.

 Estos días he ido relatando mis experiencias en el mundo de la restauración de imprentas; la historia es ésta:

Una familia de Tíjola guardaba en su casa la imprenta de un antepasado. Dicha maquinaria supera con creces los cien años de antigüedad. No conozco bien los términos de la venta al Ayuntamiento del anterior alcalde socialista José Francisco Carreño Berruezo.
El caso es que llegan a un acuerdo en que se vende dicha imprenta por 6.000 Euros, adquisición que hacen las autoridades para colocarla en un futuro museo.

 El Alcalde de Tíjola pide una subvención a través de la Mancomunidad de Municipios, entonces presidida por el Alcalde de Serón Juan A. Lorenzo, para su restauración. Éste dirige los trámites para obtención del dinero que finalmente es concedido en la cantidad de 25.000 Euros.

 A continuación, encargan la restauración de la imprenta a un hermano del Alcalde de Tíjola, que entiende de imprentas lo que yo de satélies astrofísicos. El muchacho, tiene una tienda de seguros aquí, al lado de mi casa.

El tiempo va pasando, llegan las elecciones municipales, el PP gana en Tíjola..., el Psoe pierde la Mancomunidad; es entonces cuando se descubre el pastel. El nuevo teniente de alcalde de Tíjola, Adolfo Guiard, es nieto del aquel antiguo propietario de la imprenta y sentía curiosidad por saber cómo había quedado la imprenta de su abuelo después de la restauración.

Llegó la sorpresa, a la imprenta le habían quitado las telarañas y los 25.000 Euros los habían cobrado en dos certificaciones de 12.500. Es decir, por hacer un trabajo que no hicieron, encargado a un restaurador de imprentas que no era, alguien firmó un trabajo como hecho sin hacerse y, lo único cierto de todo esto es que los 25.000 del ala se los llevaron por la cara.

Descubierto el robo, las nuevas autoridades de la Mancomunidad pidieron explicaciones a Juan Antonio Lorenzo y al entonces alcalde de Tíjola José Francisco; habían sido pillados con el culo al aire.

 Dicen que el de Tíjola se comprometió a que la imprenta sea restaurada y ahí quedó la cosa. El hecho es, que mientras todos estamos pasando dificultades, que hay vecinos pasando hambre, Juan A, y sus secuaces, repartiendo el dinero público en lo que les sale del alma.

Se que no es un hecho aislado, en las subvenciones hay mucho gato encerrado.

Es de conocimiento público que se realizan viviendas de promoción privada camufladas en el turismo rural, para obtener las subvenciones, mientras que los empresarios del sector que de verdad necesitan las ayudas, tienen a los cobradores del frac tras sus pasos.

 Esto que digo aquí, con nombres y apellidos, lo demostraré donde sea necesario y estoy seguro que contaría con los agentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería que investigan estos casos, para ponerlo negro sobre blanco en el juzgado que hiciera falta.

Así que les digo a José Francisco y a Juan Antonio, que en vez de hacer de asustaviejas en las residencias de ancianos, les digan a sus respectivos vecinos lo que han hecho con los 25.000 Euros que se llevaron por la gracia de Gutemberg.
(Los panfleteros-mamporreros del régimen, podían fotocopiar este texto y tirarlo por las calles de Serón el Jueves de madrugada, para que todo el mundo las viera en el mercado del Viernes)

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