sábado, 26 de junio de 2010
A veces, me cuesta tanto explicarme
que ni yo mismo comprendo
el resultado final de mi propia idea.
Entiendo que el conjunto de cosas
que conforman la parte del cuerpo
situada sobre los hombros,
nunca llegan a un acuerdo;
la masa gris por un lado,
por otro, las derivaciones nerviosas
que se niegan a obedecer
órdenes superiores.
Resultado: el cacao mental
que implica un sobreesfuerzo
inhumano, situando los conceptos
en el mismo umbral
de la puerta de un manicomio
(en el mejor de los casos).
La importancia de sentirse seguro
(¡qué detalle!),
la medicina que todo cura,
alimento de mariposas craneales.
¿Y cuáles son los dominios predilectos
de los huesos que encierran la cavidad
de mis globos oculares?
Mis callejones, allí me muevo
como pez en el agua.
(el que quiera, que se la juegue conmigo)
En pocas palabras:
en sus ciegas claridades
adivino los pasos...
en el inútil rumor de su vida muerta.
Y tan cierto…, en el mismo sitio
que las piedras, hoy cubiertas de cemento,
se adaptaron a su silencio forzoso.
(¡Ahí queda eso!)
Y decidme una cosa:
¿Quién como yo puede medir
mi callejón en su pena y su abandono?
Nadie.
Reconozco su voz al natural,
en el tono, sus secretos
ya perdidos en la inmensidad del viento,
aquellos que en la curva de los tiempos
derivaron en la luna de una bombilla
que tristemente alumbraba
la esquina de punta a punta.
Todo esto, en su conjunto,
la más que probable causa
de mi desorden mental…
(no encuentro otra explicación)
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3 comentarios:
Esa misma sensación he tenido durante años, seronero, y hoy, de repente, acabo de escribir una entrada en la que por fin me expreso con total claridad. Y la verdad es que es una sensación muy agradable.
Termino de char un vistazo por tu blog y compruebo que tienes las ideas muy claras y las expresas muy bien.
"Generación de subnormales", es lo que hay después de cuarenta años de adoctrinamiento de la izquierda en los medios de comunicación. Si en este periodo de tiempo las fuerzas propagandísticas hubieran estado equilibradas al 50% no habríamos llegado a esta situación.
Un saludo amigo.
No desfallezcas, seronero, en decirnos a todos lo que piensas y de la manera que sale de dentro, sin más. Un saludo
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