viernes, 29 de octubre de 2010
Mi queridísimo Chavo,
de aquellos Chavos
que remendaron la vida
con lezna de simpatía
y buen carácter.
Vivimos en un país
plagado de pobres;
alguien se jaló de pronto
el pan de nuestros hijos..
Nos mataron el Sol,
nos robaron el aire
y día a día,
en un banco de la Plaza
vemos pasar en féretro
las últimas estrellas.
Hoy, cuatro caballos blancos
arrastraban una caja de pasteles:
merengue, fresa, chocolate…
y después me desperté.
Impotencia, desolación,
no somos nadie,
arrasados por un régimen
de destrucción
que nos lleva de cabeza
a la barriga vacía.
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