Nació en Serón allá por el año 1884. Hijo de un
acaudalado abogado del pueblo don Francisco Domene (don Paco Celestino) y de la
maestra nacional doña Mercedes Domene.
Era el único varón entre seis hermanas (las Señoritas de la Cuesta Baillo ): María, Remedios, Carmen, Jerónima, Mercedes y
Natalia. (Las Mercedarias)
Dicen que la familia “Celestino”, fueron de los más pudientes de Serón, incluso por encima de los mismísimos señores don Epifanio
del Pozo, Nin de Cardona o don Antonio Cano. Pero a diferencia de éstos, no
tuvieron vida pública más allá de las de sus propias ocupaciones y negocios.
Era una familia muy tradicional y anclada en el pasado, así,
fue su deseo que su hijo único, Luisito, se hiciera sacerdote y sus hijas
quedasen para vestir santos, al no existir en el pueblo machos de tal alcurnia
para merecer desposarlas.
Don Luis tuvo buena infancia entre el pueblo y el campo. Desde
pequeño quedó enganchado a esta Sierra de la que sería un experto en cuanto al
conocimiento de cada rincón, con flora y fauna incluida. Era muy aficionado a
los pájaros, colorines y canarios, así como de su caza y captura, llegando a
tener miles de ellos en unas preciosas jaulas de palillería que fueron
creciendo paralelamente al número de aves. Siempre le gustaba regalar canarios a
todas sus amistades y los que después fueron sus feligreses, porque decía que
en aquel mundo de miseria, el canto de un pájaro traía la alegría a una casa.
Como vemos en este magnífico documento aportado por
Leovigildo Martínez Anaya, cantó misa en 1908 a la edad de 24 años, tras una pequeña
estancia en Almería y Serón, tomó posesión de la Parroquia de la Loma , tierras a las que
consideraba su verdadera casa.
De don Luis se han dicho muchas cosas, así que no era un cura
vocacional y que tuvo líos amorosos por la sierra, achacándose a su paternidad
todos los niños nacidos con un determinado color de pelo. Yo no se si esto fue
así o no, lo que si tengo datos es que fue un buen cura, aunque no un cura al
uso. Vestía de sotana, pero era frecuente verlo montado a caballo
con escopeta al hombro, chaqueta, pantalones bombachos metidos en unas botas de
cuero por debajo de la rodilla, hecho que no le impidió estar y vivir de lleno
los problemas y necesidades del momento. Don Luis fue el consuelo de muchas
barrigas vacías de la época.
Liberal de ideas en una familia ultraconservadora, muy
culto, lector empedernido de libros sobre ciencias y avances tecnológicos, según
nos contaba don Miguel Zubeldía del que fue muy amigo compartiendo millones de
horas de tertulias científicas y culturales.
Cuando llegó la Guerra
Civil , con la persecución religiosa, la izquierda no se
atrevió a poner sus zarpas en su sotana porque el cura contaba con el apoyo de
toda la gente de la Sierra. No
obstante, fue sometido a chantaje económico por dos personas, una de Menas y
otra de Serón. El caso es que tuvo la suerte de llegar con vida al mes de Abril
de 1939.
Desde siempre había tenido una afección cardíaca coronaria
en la víscera del corazón, con lo que los doctores le recomendaban mesura y
tiento con la botella y la chicha. Según don Miguel, no le gustaba venir a casa
de sus hermanas porque “esas seis fieras me van a matar de hambre y sed”. -decia-. Cuando
bajaba a Serón traía siempre escondida en la sotana una botella de coñac y si
ésta era descubierta por las hermanas, lo acosaban con reprimendas y consejos
sobre la peligrosidad del alcohol para su salud.
Don Luis murió en Serón en el año 1945, nada más terminarse
de construir el muro de la Plaza Nueva ,
el que ahora han revestido de cañones de artillería.
Su entierro se recuerda como el más multitudinario de Serón,
con todo el pueblo y la Sierra
presentes. El ataúd fue transportado desde su casa a la Iglesia y después al Cementerio,
sin la tapadera, por lo que las mujeres, después de dar el pésame en la Iglesia , salían corriendo
por el camino que unía la
Cuesta de los Muertos hasta el Gadil a la altura de Pepe el
Herrero, para verlo pasar por la puerta de Fragua. Así mismo, balcones del
trayecto y la Plaza Nueva
recién reformada, sirvieron de palcos privilegiados, para ver aquel cuerpo
dentro del ataúd, con los ornamentos sacerdotales en dirección a su última
morada.
1 comentario:
Me ha encantado la historia. Don Luis era primo de mi bisabuelo. Estoy indagando sobre los orígenes de mi familia. Mi abuelo era Celestino Cano Domenech. Sus hermanos eran Paco, Luis, María y Remedios. Su madre (mi bisabuela) se llamaba Elena Domenech, y su padre (mi bisabuelo), Manuel Cano. Emigraron a Villanueva del Río y Minas. Me hablaba mucho de D. Luis Domene y de dos hermanas solteras que vivian por allí... Me gustaría saber más cosas, ya que yo era niña cuando mi abuelo me contaba estas cosas y ya casi no me acuerdo. Saludos y gracias.
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