martes, 4 de mayo de 2010

DON BERNARDO ÁVILA ORTEGA, UN CURA EN LA MEMORIA DE SERÓN. POR PACO CÁNOVAS Y ANTONIO J. FERNÁNDEZ


Don Bernardo Ávila Ortega es desconocido, posiblemente, para muchos de los que frecuentáis este Foro. Para algunos otros es muy conocido. Este sacerdote estuvo ayudando a don Francisco Guerrero desde el año 1960 hasta el 1966. Actualmente está al cargo de la parroquia de Antas. Allí me dirigí con mi hijo, en esta Navidad, a saludarlo después de 43 años sin vernos. Es obvio que lo hacía porque su personalidad no me era indiferente, sobre todo en estos tiempos que corren. Con una definición muy de actualidad diría que, humanamente, este hombre es el antihéroe.
Tuvimos un buen rato de conversación, mientras cumplíamos su invitación a comer; casi toda sobre Serón, sobre música, sobre nuestra vida de hace 40 años. Es de precisar que tiene una memoria prodigiosa. De ella sale casi todo lo que aporto a continuación.

Mi primer recuerdo de él es como organista (muy bueno a pesar de que no lo acompañaba mucho la anatomía de sus manos) y como compositor. Siendo yo niño de la Schola Cantorum cantamos una estrofa que Calderón de la Barca señala como Música en el Auto Sacramental “La Cena del rey Baltasar” (que representaban los mayores en el Teatro Cervantes, de Almería). Don Bernardo (DB) puso música a la estrofa en cuestión (Escena XVII) que era:
“Esta mesa es este día
Altar de la idolatría;...”
Al comentarle que también compuso –cosa que yo había olvidado- la Misa para el día de la Coronación de la Virgen de los Remedios, nos contó algo de las circunstancias.
Dijo en primer lugar que la partitura original se había quedado en Serón (yo, al menos, no la he visto después; ¿dónde quedaría?).
-“Estábamos en la recta final del Concilio Vaticano II y ya se habían comenzado a decir las misas en lengua vernácula. D. Francisco, subiendo a la Ermita una tarde, me dice de sopetón: “Haz tu una para la Coronación”. Dicho y hecho. Había una buena base; un gran coro, un excelente órgano y organistas. Nos pusimos a la tarea inmediatamente y a preparar al coro que por entonces contaba con unas 60 voces (gran coro).”
Cometió el error de consultarme lo que iba componiendo y en un pasaje le comenté: “¿Cómo se le ocurre hacer una cosa tan fea?”. Me hizo caso y corrigió. Y al tararearla ahora los tres en su despacho, reconocimos que lo que había modificado era muy bueno, sustituyéndolo por algo más mediocre.
El quería hacer una cosa fácil. Y en efecto salió así, pero además era brillante.
-“¿Se acordarán en Serón todavía de ella?”
Hablando de aquel magnífico coro, recuerda a gente que participó: “los hermanos Bono, Luis el Telegrafista, Juanico y Pepe de Juan Francisco, González, el Bailina...
Como solistas indiscutibles estaban Carmencica la Roca como soprano y Miguel Reche como tenor.”
-“Cuando la ensayábamos (me parece recordar que era en la ermita), no había problemas para acompañar al teclado: le decía a Inmaculada, o a Remeditos la de Faustino (¡qué buenos pianistas ha habido siempre en Serón!): Ponte tú y acompáñanos. Y en seguida teníamos organista.”
Le pregunto: “Por cierto, D.B., ¿quien tocó el órgano para su misa en el día de la coronación?” Y con naturalidad no exenta de sorpresa (naturalmente) contesta: “Paco, la tocaste tu” (¡vaya memoria la mía!).
-“La Coronación de la Virgen significó la primera coronación canónica en la Provincia. La propuso don Francisco y el pueblo se echó p’alante (sic). Fue una vivencia intensa”.
Cuando la inauguración del órgano preparó la misa “Te Deum laudamus”, de Perosi, acompañándonos un gran concertista –García Romano, organista de las Angustias, de Granada- que por la tarde dio un concierto (podría ser precedente de los que suelen ofrecer las hijas de Juan el de Luis de Mariano todos los años por las fiestas).
-“Por cierto que en él tocó una adaptación de la 5ª Sinfonía de Beethoven, y es la versión más hermosa que yo he escuchado en mi vida: ¡qué buen organista y qué buen órgano!”

Tiene recuerdos muy buenos del pueblo. La gente respondía. Guarda un especial recuerdo de Fuencaliente donde desarrolló su labor propia sacerdotal casi con total autonomía (se siente muy impresionado cuando aludo a la triste muerte del compañero Jesús Martínez Cano, de la que no sabía nada).
Cuando cesó en Serón, fue sustituido por Antonio Cañabate. D. Francisco conseguía que le mandaran coadjutores que fuesen también expertos en música para que se siguiese en la línea marcada. Cañabate, más moderno, dirigió a la Banda en un momento en que se había quedado sin director. Da testimonio de ello el amigo Néstor en esta misma web, en las historias de la Banda.

-“Había una buena banda y un buen coro.
Ahora hay una buena rondalla en Serón. La he visto varias veces en la televisión.”

-“En Serón vivía en la 2ª planta de la Casa Parroquial. Al lado de mi habitación tenía don Francisco el cuarto donde criaba los canarios ¡qué locura de cantos!. Tenía además 2 canarios en el coro, a ambos lados del órgano; y cuando tocaba, se ponían a cantar. Recuerdo que en la pieza “En los jardines de un monasterio” había una imitación de pájaros: cuando llegaba ahí se ponían los canarios a cantar; parecía un milagro” (seguro que lo era, don Bernardo).

Recuerda gente. “Vi al Leíto (así le llamamos por haberlo tratado cuando era muy niño y nosotros ya mayores) en televisión con su hermana Remeditos. Presentaba ésta un libro. Al poco de venirme de Serón murió su tía Dª Carmela”.

Le insinúo que se hacía querer. Y él regatea diciendo que “a la gente es por donde le da (no anda descaminado). Ya puedes hacer milagros: como caigas mal...”

Entre los muertos recientes de Serón (estamos en Navidad) le informo de la muerte de Pacita. Por supuesto que lo sabe por la cuñada de ésta, la mujer del Luis el Zarza que precisamente vive en Antas. Me pregunta por el Néstor, hijo adoptivo de la buena mujer y le informo de que está en Madrid, con una empresa relacionada con lo que había hecho toda su vida en Serón.

Cuando él llegó al pueblo hacía tiempo que habían pasado las revueltas de Don Alejo y don Francisco (don Francisco, sí; don Alejo, no), que, al parecer, habían dividido a la feligresía.. D.B. me dice que lo que él había oído de la gente era “don Francisco, sí y don Alejo, también” (puede ser verdad, dada su buena memoria; o más bien un desideratum, dada su extrema bondad).
Con don Francisco (familiar suyo) había tenido una gran unión. Y con todo el pueblo.

Recuerda que tocó por última vez el órgano cuando las bodas de oro de don Francisco, en el 98.
-“Hubo su pequeña sorpresa porque le llevaron la Escolanía de Guadix, que le gustaba mucho, sin que él se enterara hasta que empezaron a cantar. Como iban vestidos de monaguillos, uno de los acolitillos del pueblo se llegó a don Francisco para decirle: “Hay una gran cantidad de acólitos en la calle”. Y él contestó: “Pues que pasen y ayuden en la Misa”.
Próximamente él también va a celebrar sus bodas de oro sacerdotales.

Al despedirnos finaliza con estas palabras: “De Serón tengo recuerdos muy buenos, muy buenos, muy buenos”.
Por Paco Cánovas Domene


D. Bernardo Ávila nació el 11 de mayo de 1930 en la localidad almeriense de Antas, a cuya feligresía viene dedicando su sacerdocio desde 1979, (por lo tanto es cura pilongo), con alguna alternativa a otras parroquias. Realizó sus estudios en el Seminario Diocesano San Indalecio y fue ordenado presbítero en Vélez Rubio, el 14 de junio de 1959. Pasó en el mes de agosto, de ese mismo año, a la parroquia de Vélez Blanco como coadjutor. Antes de acabar el curso, en junio de 1960, el obispo le designó coadjutor de la parroquia de Serón y encargado de una de sus pedanías: Fuencalinte. Al quehacer pastoral de D. Bernardo se enconmedó posteriormente, en 1966, la parroquia de Abrucena con el nombramiento de Cura Ecónomo de ésta, añadiéndose, desde 1966 hasta 1977, el encargo de Escúllar y Doña María, a partir de 1973. Todo ello junto con la nueva fundación de las Dominicas Rurales de Abrucena.

Dejó esta zona en 1977 cuando, el 30 de julio, fue nombrado Ecónomo de la parroquia de La Sagrada Familia de Herrerías-Villaricos, anejo de Cuevas del Almanzora, a la vez que se le designó para colaborar en la pastoral de Vera. Dos años después, en septiembre de 1979 y sin abandonar a la feligresía de Herrerías, fue nombrado párroco de su localidad natal: Antas. Hasta que en octubre de 1986 se le añadió el encargo de Zurgena, hasta septiembre de 1988. Con posterioridad y hasta 1990 volvió a recibir el encargo de esta parroquia. En el 2000, se añadió a esta encomienda la parroquia de Los Gallardos.

D. Bernardo ha sido párroco de Santa María de la Cabeza de Antas desde 1979, hasta que, por razón de edad, presentó su renuncia en 2005. Monseñor González Montes, obispo de Almería, prorrogó su encomienda pastoral nombrándole administrador parroquial de Antas, junto con la de Nuestra Señora de las Huertas de Aljariz, cuya atención pastoral también venía desempeñando desde 1979.

En Serón siempre se le ha tenido en el corazón, por su gran vocación que demostró, y sus dotes al organo parroquial. D. Francisco Guerrero decía que le hacía hablar al organo.

(Antonio Jesús Fernández Sáez)

2 comentarios:

Agu dijo...

Hola, no he podido evitar entrar en tu blog y leer el articulo. Yo tambien conocí hace unos años a este señor: el mejor hombre que nunca he conocido, humano, amable, educado... me gustaria retomar contacto con él, pues desde que se jubiló no he vuelto a contactar con él. ¿Sabe ud. su dirección para que le pueda contactar postalmente? Un saludo-

seronero dijo...

Creo que vive en su pueblo, Antas, de todas formas preguntaré su dirección y la pondré aquí.

Un saludo.

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