lunes, 12 de septiembre de 2011
DON JOSÉ CÁNOVAS GARCÍA, CURA DE ALCÓNTAR Y MENAS.
Hace unos días recibí un mensaje de la amiga Rosa Pérez García en el que me preguntaba mis recuerdos sobre el sacerdote de Alcóntar, La Loma y Menas don José Cánovas García, a la vez que me enviaba las fotografías que aquí pongo.
Yo era muy pequeño, pero sí le conocí, incluso le ayudé a misa en algún entierro en Serón y Fuencaliente.
En estos tiempos, ya había pasado de la burra a una Vespa y tengo que reconocer que era más prudente que don Antonio Cañabate con la misma máquina.
Era un hombre alegre y campechano. Llevaba una sotana que parecía que la habían roído los ratones y, en invierno, una bufanda negra y boina.
Me dice el amigo Antonio Jesús Fernández Sáez, que era natural de Turre y tras opositar varias veces a una parroquia, consiguió finalmente la plaza de Alcóntar.
En su toma de posesión hizo una gran fiesta en el pueblo, en la que dejó la primera muestra de su arte como tenor.
Comía como un descosido. Un día vino el Obispo de visita a la comarca y se fueron a comer al convento de Tíjola, donde las monjas habían preparado pollo al horno. Don José se comió su plato y le sacó brillo a los huesos que dejaron los demás comensales; en el postre, que pusieron flan, se comió el suyo, el de los que no quisieron y los que sobraron en la cocina. Al terminar la comida se fue para Fuencaliente, donde tenía que decir misa, pero antes paró en un cortijo donde dio buena cuenta de una sartén de migas.
En Serón, a finales de los años cuarenta y la década de los cincuenta, cuando había un muerto de cierta “relevancia social”, se hacía la misa con tres curas, la voz de don José sobresalía por encima de las demás. En tiempos de don Alejo venía mucho al pueblo para hacer entierros, no sabemos por qué, nuestro párroco era alérgico a oficiarlos y don José siempre estaba disponible.
Su vida en estos parajes fue muy dura, los inviernos con nieve andando por la sierra, desde Alcóntar a la Loma, Menas; pero siempre con buen ánimo, espíritu de servicio y humildad, cualidades que le hicieron ganarse el cariño y el respeto de todos los que le conocieron.
En los últimos años de su vida enfermó y el Obispo ordenó su traslado, pero antes de partir quiso que lo llevaran a los cementerios de Alcóntar y al de Fuencaliente, para despedirse de los feligreses ya fallecidos.
Pasó sus últimos años en la residencia de las Hermanitas de los Pobres en Almería donde falleció.
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1 comentario:
ola soy parte de baza y de alcontar mi padre era de alli recuerdo a don jose yo chico la ultiima vez que lo vi tendria yo 7 u 8 años era un fenomeno
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