

En la puerta de la iglesia estaba la zapatería
de mi tío Paco, hermano de José el Viejo
recuerdo que era un local con mucha alegría
con un suave olor a cuero de vaca y ovejo.
Paco, esposo de María, de mi madre hermana
era un hombre con gran sentido del humor
Y se burlaba siempre asomado a su ventana
de la vida que pasaba en cada gota de sudor
Tenían tres hijos, Paco, Pepe y Antonio
y una hija, casada con un Linares de Higueral
que justo después de celebrar su matrimonio
sacó una plaza en Granollers de Municipal
El hijo mayor pronto se fue a Barcelona
y al poco mi tio murió de una grave enfermedad
confirmando su teoría que la vida era cabrona
y le llevaba a la muerte con tanta agresividad.
Al morir su padre, Antonio al que llamamos Nono
con dieciséis años se hizo el hombre de la casa
remendando sus penas noche y día con encono
una carga muy pesada para una edad tan escasa.
A los pocos meses del triste fallecimiento
ya era un especialista en zapatos ortopédicos
ofreciendo en Serón solución de emparejamiento
a los pies que no tenían arreglos de médicos.
Si amigos mios, mi primo Nono siendo un niño
sacó adelante a su madre y a Pepe, su hermano
tratando siempre a los dos con mucho cariño
con la sola riqueza de la voluntad de su mano.
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