Un par de canes cagaban
en la puerta de un cortijo
ladraban y molestaban
a quien allí su cobijo.
El dueño de la jauría
que más arriba moraba
aquellas mierdas negaba
"no era suya la autoría".
Digote mi buen Francisco
de acuestes negros mojones
buena nota tome el fisco
y limpies los refregones.
Que una bolsa, un utensilio
te obliguen a sufragar
o bien a tu domicilio
te los lleves a cagar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario