En un ataúd voy buscando el alfabeto
que es para mi una caja de pandora
de la que vuela cada día un verso inquieto
o me trae la inspiración casi a la aurora
Y mantengo una sílaba en alerta
entre cubos de hielo en las bebidas
su tintineo mi lucidez despierta
hasta la noche en sus despedidas
Y la luz del sol con sus rayos gratos
dicen que voy descalzo, sin los zapatos
y me protegen las durezas del otoño
Escribo un soneto con tanta prisa
que si llego a leerlo me meo de risa
de ser mujer, me habría salido del coño
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