LA ALCONAIZA
por Santa Bárbara, donde la cuesta se empina,
a la mula se le ponían las orejas de punta
llegaba con la lengua afuera, casi difunta
mientras la cabra iba royendo una rama de almecina
Es que mi mula era tranquila, poco andarina
un año de nieve desfiló con Gaspar en la Cabalgata
de resbalón en resbalón, la pobre casi se mata
era muy bonachona, pero demasiao cansina.
volviendo a la Alconaiza, que es lo que toca,
la verdad, tengo divididos los sentimientos
lo que menos me gustaba era cavar los pimientos,
subir desde el río hasta arriba, tampoco era una bicoca
me conocía los árboles con las mejores frutas
nada más coronar el cerro, había una higuera
justa al lado del camino, al alcance de cualquiera
yo siempre me paraba, no me andaba con disputas.
Cuando subía a la Balsa a echar el agua
bajaban por el brazal sapos recostados en la broza
parecía que iban montados en una carroza,
perdonadme, quería decir sobre una piragua.
Con la cabra tenía cuidado al clavar la estaca
apartada del árbol, que no se liara el ramal
Ya sabeis de la fama de loco de este animal
¡Mira que sois mal pensaos, no la veo afrodisíaca!.
A pesar de los inconvenientes de su situación
disfrutaba sentándome a la sombra de un olivo,
de vez en cuando, cambiaba de sitio el chivo.
y casi oscureciendo me bajaba para Serón.
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